HIDROXICLOROQUINA: UNA MOLECULA POLITICA
IDROSSICLOROCHINA: UNA MOLECOLA POLITICA

Independientemente de su eficacia real, la hidroxicloroquina estuvo en el centro de un escándalo que fue encubierto demasiado rápido.
En mayo de 2020, el presidente Trump anunció que estaba tomando una tableta diaria de hidroxicloroquina con fines preventivos y que promovería su uso en todo el país.
Unos días después, se publicó en The Lancet, una de las revistas médicas más prestigiosas que existen, un estudio sobre 96.000 pacientes con Covid monitorizados en 671 hospitales de todo el mundo, que informaba no solo de la ineficacia del fármaco, sino también de un fuerte aumento de mortalidad en pacientes que lo utilizaron.
Tras esta publicación, la OMS decidió suspender los ensayos previstos sobre cloroquina e hidroxicloroquina.
Más de 100 investigadores de todo el mundo notaron graves inconsistencias en el estudio, comenzando por el hecho de que el número de sujetos examinados excedía el de casos confirmados de contagio en los países en cuestión, y enviaron cartas de protesta al editor de la revista pidiendo verificar los datos. A esto le siguió el retiro del artículo, con una carta de disculpa de los autores y la retractación del editor en jefe Richard Horton.
El aspecto perturbador es que Richard Horton había hablado en múltiples ocasiones y de una manera abiertamente hostil en contra de la administración de Trump, y utilizó su prestigiosa posición para fines políticos. No dudó en desviar la investigación científica hacia un callejón sin salida para desacreditar a un exponente político no deseado.
La ciencia y la política deberían permanecer separadas, pero quizás este no sea el caso: Richard Horton se ha mantenido en su lugar y se salió con la suya diciendo que será más cuidadoso en el futuro.